Este tema fue un poco raro para mí, pues no era mi área y por primera vez me enfrenté a un embarazo con un niño de 4 años que lo está tomando no sé si normal o no, porque era la primera vez que lo vivía, pero por lo menos a mí, sí me estaba costando un poco de trabajo llevarlo, ya que había días que creía que íbamos bien y otros que no estaba tan segura.
Dicen los que saben, llámense expertos u otros papás que ya pasaron por esto, que es normal, el que llegue alguien que les quite el trono, obviamente no es lo mejor para ellos, sin embargo que este acomodo de cosas nuevas para ellos cada niño la toma de manera distinta.
Pues les cuento, Diego estuvo de inicio en una etapa en la que cuando la gente le preguntaba si iba a tener un hermanito les decía que no, obvio eso no lo hacía con nosotros pero repetitivamente a los demás se los negaba. Su segunda etapa fue atacarme, cada que podía se iba contra mi panza y cuando le preguntaba qué era lo que estaba pasando decía que yo ya no lo iba a querer. Obviamente mi corazón se apachurraba horrible y me preguntaba ¿cómo hacerle entender que jamás lo voy a dejar de amar aunque tenga un hermanito?
Un día estábamos jugando con él en nuestra recámara y de repente volteo y dijo, “papá yo ya me voy a ir de la casa”, whaaaaaaattttttt…. Nuestra cara fue.. ¿qué pasa? Entonces le dijimos, Diego ¿y a dónde te vas a ir? Pues a casa de mi abu, ¿y por qué te vas a ir? pues para que me quedo si ustedes ya van a tener a su bebé… sentí que mi corazón se rompía, de verdad es horrible no poderles quitar ese sentir por muy falso que sea.
Entonces tomamos la decisión de comenzar a platicar más con él y tratarle de explicar en sus palabras lo que significaba. Le dijimos Diego, ¿tú amas a tu mamá? sí, ¿amas a tu papá? sí, ¿amas a tus abuelas? sí, entonces puedes amar a varias personas al mismo tiempo no? sí, entonces nosotros podemos seguirte amando a ti de la misma forma de siempre lo hemos hecho, a pesar de que llegue a nuestra casa un nuevo bebé, de hecho nosotros no queremos que te vayas, eres parte fundamental de esta familia y jamás te dejaremos de amar, al contrario, vas a tener una personita con quien poder hacer equipo. Obviamente esto se tuvo que ir reforzando para que no lo olvidara porque había días que estaba súper sensible y no podíamos más que recordarle cuánto lo amamos.
El tiempo pasó y se fue tranquilizando, pero había días que no podíamos evitar que dijera no quería un hermanito, que él estaba bien así y se pegaba a mí como si me fuera a perder en cualquier momento.
Hoy, a 3 años de haber llegado su hermanito aún es un tema que sigo sin descifrar, pues hay días que se aman con locura y días que todo el día pelean y se fastidian como si quisieran desaparecerse. Sin embargo, recuerdo a mis hermanos y sé que es parte de la vida con ellos, que siempre tendremos bueno y no tan buenos momentos con ellos, pero que el reforzarles el amor que se deben tener, la relación tan maravillosa que es tener a alguien en casa con quien ser confidente, amigo, equipo, etc, es fundamental.
Algo que también tengo muy claro, es que no solo nosotras pasamos un proceso raro con ese sube y baja de hormonas, más el crecimiento de nuestro vientre, más lo que se acumule, si no también ellos tienen que pasar por un proceso de entendimiento, de valoración, de muchas cosas para que les caiga el veinte la llegada de otro miembro de la familia y muchas veces hasta que llega y ven de qué se trata es que lo entienden. Por eso pongámonos un poco en sus zapatos y tengámosles paciencia y acompañemoslos con muchísimo amor.
Papás, ¿ustedes cómo llevaron el nacimiento de sus otros hijos? Platíquenos sus historias.