Para el bebé, el sueño es tan importante como el alimento, ya que no dormir lo suficiente puede afectar su salud, estado de ánimo, desarrollo y aprendizaje.[i] Sin embargo, durante esta primera etapa de su vida, diversos factores pueden interrumpir su sueño afectando su descanso, y causando llanto e irritabilidad. Uno de los más frecuentes es el pañal sucio y las rozaduras en esta área.[ii] Afortunadamente, esto se puede evitar conociendo la piel del bebé e implementando una rutina desde temprana edad.
Lo primero que debes conocer es que, para los recién nacidos, la piel es el primer contacto que tienen con el mundo exterior; además de que, a través del tacto, se favorece el apego entre madre e hijo.[iii] Sin embargo, a pesar de que la piel del bebé posee el mismo número de capas que la de un adulto, es mucho más frágil.[iv] Esto se debe a que la capa más externa y superficial de la epidermis tiene mucho menos espesor, dificultando que funja como barrera protectora frente a agentes externos;[v] aunado a que produce menos queratina, una proteína fundamental para proteger la piel. Asimismo, las glándulas sebáceas no han alcanzado el grado de madurez adecuado y tampoco tienen normalizada la sudoración ni el control de la temperatura, lo que ocasiona que la piel se reseque y agriete con mayor facilidad.[vi]
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A esto debemos de sumar el hecho de que la producción de melanina es mucho más lenta, de modo que es necesario proteger su piel de las radiaciones ultravioleta del sol. Por último, su pH tiende a la neutralidad, lo que incrementa la posibilidad de sufrir infecciones en este órgano.[vii] Por estas razones, se deben de tomar los cuidados necesarios para evitar algún malestar o afección en la piel del bebé, principalmente de higiene e hidratación[viii] en el área del pañal; ya que, si a esto le agregamos el exceso de la humedad en la zona, la fricción constante, el contacto con la orina y enzimas fecales, se incrementan las posibilidades de daño y dermatitis irritativa por pañal (DPi), que de acuerdo con el Instituto Nacional de Pediatría, son la principal causa de consulta en lactantes y preescolares, con una prevalencia que oscila entre 40 y 50% y un pico máximo entre los 6 y los 12 meses de edad.[ix]
Conforme se conoce al bebé, se aprende a identificar el malestar de su llanto. En el caso de las rozaduras, basta con examinar el área para saber si ésta es la principal causa de su malestar. Y es que la DPi se pueden identificar fácilmente por inflamación, manchas rosadas o rojas en la piel y descamación en el área cubierta por el pañal.[xii] Para evitar que el bebé sufra este problema, lo ideal es prevenir.
Si el bebé tiene una piel sana, dormirá mejor y así los papás podrán promover, desde los primeros meses, que el bebé adopte buenos hábitos de sueño, lo cual sin duda favorecerá su crecimiento, aprendizaje, memoria y atención.[xvi]