¿Qué hay detrás de los berrinches de tus hijos?

by / Comentarios desactivados en ¿Qué hay detrás de los berrinches de tus hijos? / 4 abril, 2021

Si tienes o has tenido niños en edad inicial, seguramente has vivido en más de una ocasión los famosos “berrinches”.  Ya sea que el niño llore, grite, aviente cosas, se deje caer al suelo, no siempre es fácil manejarlo; y es posible que en ocasiones, tú también vivas distintas emociones y te puedas sentir molesto e impotente ante estos comportamientos. Quizá hayas probado diferentes alternativas, algunas podrán ser útiles en el momento, sin embargo, es posible que funcionen solo por un tiempo o que a la larga empeoren el comportamiento de los niños.

Peter F. Drunker dice que “Lo más importante en la comunicación es oír lo que no se está diciendo”.

Los berrinches son normales entre 1 y 3 años de edad, sin embargo, dependiendo de cómo los manejes puedes favorecer la presencia de comportamientos desafiantes o, por el contrario, promover la independencia, autoestima y manejo de emociones en el niño.

Cuando los niños son pequeños aún no saben cómo regular y expresar adecuadamente sus emociones; éstas surgen de manera espontánea sin que intervengan decisiones conscientes, lo que provoca que pierdan el dominio que tienen sobre sí mismos, que les cueste trabajo pensar antes de actuar, prever las consecuencias de su conducta y se les dificulte actuar de acuerdo a las normas establecidas.

Generalmente los niños lloran, gritan o hacen berrinches cuando enfrentan situaciones en las que se sienten frustrados, enojados, con miedo, angustia o como una respuesta a su deseo de ser más independientes.

Algunas situaciones que dan pauta para que estos comportamientos se presenten en el niño son:

  • Fatiga, hambre, incomodidad y sobre estimulación
  • Cambios en la rutina
  • Falta de atención
  • Dificultad para expresar lo que siente o necesita con palabras
  • Falta de comprensión sobre lo que quiere expresar
  • Falta de desarrollo de habilidades para hacer u obtener algo por sus propios medios o para resolver un problema por sí solo
  • Deseo de hacer algo
  • Aprendizaje de modelos por parte de sus cuidadores

Imagen de Expansión.com

Quizá te preguntes por qué los niños no hacen berrinches con todos: los niños se sienten más seguros mostrando sus sentimientos con personas conocidas en las que confían, por lo que no tienden a hacer berrinches con personas extrañas o con quien no se sienten en confianza.

Es posible que cuando  un niño hace berrinches en tu presencia, te sientas enojado, avergonzado, impaciente o impotente. Tal vez porque crees que lo hace para conseguir algo o porque quiere desobedecerte, o porque no puedes lidiar con esto, sin embargo es importante saber, que a esa edad esto no es así.

Como respuesta, es común que los adultos busquen modificar el comportamiento del niño, aislándolo, ignorándolo, mandándolo a tiempo fuera, amenazándolo, criticándolo, dándole un sermón o castigándolo; para forzarlo a modificar el estado emocional que le causa malestar. Sin embargo pocas veces se percatan de los sentimientos que están detrás del comportamiento.

Este tipo de respuestas incrementan los sentimientos de angustia o ansiedad en el niño, lo que provoca una dinámica negativa e incrementa la permanencia y presencia posterior de berrinches. Además, es difícil que ante regaños o gritos los niños aprendan de esta experiencia, pues sus estados emocionales son tan intensos que tienen poca energía para aprender.

¿Qué hacer cuando tu niño tiene un berrinche?

  • Principalmente amor y paciencia para apoyar a los niños
  • Mantén una rutina diaria y promueve hábitos saludables de sueño y alimentación para que sepa qué esperar. Recuerda que es más complicado para los niños controlarse en momentos de estrés  y cambio como cuando enferman o entran a la escuela.
  • Establece límites razonables, no le pidas más de lo que pueda dar y no esperes que se comporte a la perfección.
  • Propón actividades alternativas para pasar el tiempo  y evita permanecer mucho tiempo en lugares donde el niño no pueda jugar,  requiera estar sentado o sin hacer nada.
  • No lo expongas a situaciones en las que se sienta frustrado, como realizar juegos muy complicados para su edad.
  • Trata de conciliar y negociar, permitiéndole  decidir cuándo te pida cosas sencillas y razonables que no causen un inconveniente y en lugar de decirle “no”, intenta darle alternativas.
  • Reconoce sus ritmos naturales y sus gustos para que puedas darle opciones y sienta que tiene cierto control.
  • Estimúlalo para que practique sus habilidades eso lo hará sentirse orgulloso y seguro de sí mismo.
  • Sé un ejemplo, evita gritar o discutir frente a él. Si quieres que el niño aprenda maneras adecuadas de solucionar conflictos sin golpes o gritos es importante que tú le muestres cómo hacerlo..

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