El crear expectativas sobre ciertas cosas, actividades o personas, puede resultar desalentador cuando no se cumplen y sucede lo contrario. Ahora, si comenzamos a aplicarlo en nuestros pequeños, puede ser contraproducente y traer algunos problemas familiares que se pueden evitar.
Es bastante habitual que tanto padres como madres idealicen en ocasiones a sus hijos y esperen quizá más de lo que puedan dar, lo cual puede ser peligroso debido a que podría causar en los niños frustración, inseguridad y también debilidades internas ante las expectativas demasiado altas de los padres.
Un ejemplo es que hay padres que esperan que sus hijos de dos años sean capaces de regular sus emociones y que se controlen durante sus berrinches o sepan calmarse. Evidentemente, esto no es posible porque los niños pequeños deben aprender a regular su conducta y a entender sus emociones con la guía y la paciencia de sus padres.
Por lo tanto, si un padre o una madre piensa que su crío es capaz de tener un mayor autocontrol de lo que realmente puede tener, puede conducir a una frustración con los padres debido a que se comportarán de forma más punitiva con el pequeño en lugar de mostrarle el apoyo que necesita su hijo. Esto a su vez, ocasionaría problemas emocionales en nuestros críos.
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Algunos puntos que puedes aplicar para disminuir este tipo de expectativas son:
• No castigar a los niños por tener expectativas poco realistas sobre su manera de comportarse.
• Los padres deben guiar el comportamiento de sus hijos pequeños de una forma sensible y efectiva.
• Evita en todo momento el comportamiento punitivo.
• Toma en cuenta la capacidad y habilidad de cada uno al momento de exigir. Aplica tanto en deportes, actividades académicas o en actividades en casa.
• Los primeros años de vida de los niños es imprescindible que los padres enseñen cómo deben ser las habilidades adecuadas en el comportamiento.
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