La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México considera que la violencia feminicida en México obedece a un contexto de cultura machista y misógina arraigada, pero también a una serie de factores sociales, económicos y políticos. Por ejemplo: discriminación por género, impunidad, condición social, edad, etnia y criminalidad, entre otros.
Estos factores vulneran sistemáticamente todos los derechos de las mujeres al grado de poner en peligro su integridad y causar su muerte.
Un informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) sobre las estadísticas de feminicidios en México, señala lo siguiente:
AÑO | FEMINICIDIOS |
2015 | 411 |
2016 | 605 |
2017 | 742 |
2018 | 893 |
2019 | 943 |
2020 | 939 |
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Esta violencia derivada de una sociedad machista, teje sus raíces desde la infancia. Pero la educación es el freno para parar los pies a esta lacra. Tanto padres como madres tenemos el poder de educar a nuestros hijos en la igualdad de género. Tú decides si quieres que tus hijos formen parte de una cultura que devalúa y deshumaniza a las mujeres. Lo primero a lo que debemos hacer frente como padres es a nosotros mismos. Hemos crecido en una sociedad machista y llevamos interiorizadas muchas de sus ideas, prejuicios y normas. Por lo tanto, debemos empezar a cuestionarnos y ser conscientes de ello en las actitudes del día a día. Nosotros somos el mejor modelo para nuestros hijos.
Podemos empezar enseñándoles:
- Ser críticos con los roles de género que le transmiten sus películas y series favoritas (princesas con cintura de avispa, superhéroes que deben salvar el mundo).
- Darles oportunidad de jugar con lo que gusten, enseñarles que no hay juegos o juguetes distintos según el sexo. Si la niña quiere jugar con cochecitos o los niños con muñecas, está bien.
- Todos trabajamos por igual en las responsabilidades en el hogar. No hay un “eso es cosa de mujeres y por eso yo no lavo trastes” si trabajamos en equipo y les enseñamos que es lugar de todos, es mucho mejor.
- Observa qué comentarios y actitudes tienen los niños para darte cuenta de lo que les estás transmitiendo.
- No utilices lenguaje sexista, especialmente si aún son pequeños, y erradica cualquier muestra de prejuicio. Tendrás que hacerlo en innumerables ocasiones, y a veces te quedarás con la sensación de que no es efectivo, pero día a día el mensaje irá calando.
- Cuestiónalos. Por ejemplo, ante respuestas del tipo, “eso es una cosa de chicas”, pregúntale por qué. No hay nada como confrontar a los niños con el prejuicio para incitarles a reflexionar.
- Se el ejemplo. No podemos ser incongruentes con las actitudes que queremos que tomen, si nosotros denigramos, insultamos y tratamos mal, no podemos pedirles que hagan lo contrario, empecemos por respetarnos como pareja, como seres humanos y darnos nuestro lugar y eso es lo que ellos aprenderán.
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