Papás, ¿han notado a sus hijos cansados o que ha bajado su rendimiento escolar? Muchas veces cometemos errores a la hora de acostarlos lo que impide que los pequeños gocen de un sueño reparador. En esta ocasión les platicaremos sobre algunos de estos errores y cómo perjudican su desarrollo físico y mental.
El sueño infantil es una rutina de las más importantes para la salud física y mental, tiene la función de regular y reparar el organismo y las funciones que están relacionadas con el sistema inmune, también contribuye a controlar la energía y la temperatura corporal. Por otro lado, durante el sueño infantil se liberan hormonas que estimulan el crecimiento de los niños y su desarrollo neuronal, lo que favorece la maduración del sistema nervioso central. Asimismo, al repararse los tejidos cerebrales se favorecen la memoria y la creatividad y ayuda a que nuestros hijos recuperen diariamente los buenos ánimos y el humor.
El descanso profundo permite a los críos recargar pilas y estar listos para las actividades diarias y ser más receptivos al aprendizaje. Por lo regular los niños duermen cuando se sienten cansados lo que puede suceder durante el día o la noche, no obstante, si un niño no descansa lo suficiente puede llegar a tener un día muy difícil para él y su familia pues su estado de ánimo se alterará y sus capacidades motoras y cerebrales no estarán al cien por ciento, lo que también afectará su rendimiento escolar. Igualmente, se pueden disminuir su atención y reflejos repercutiendo en accidentes frecuentes.
Por tal razón, es importante que nuestros hábitos no interfieran el sueño y descanso de los críos, ya muchas veces y sin darnos cuenta solemos cometer errores a la hora de acostarlos, éstos son algunos de ellos:
Acostarlos demasiado tarde. Si tenemos la costumbre de acostarlos justo antes de irnos a la cama, probablemente no se dormirán de inmediato y les restará tiempo de sueño. Recomendación: establecer y mantener una rutina tranquila y un horario acorde a su edad para que descansen lo suficiente. Poner atención a las señales que emitan cuando estén cansados.
Mecerlos o arrullarlos antes de acostarlos. Los bebés pueden llegar a depender del movimiento y podrían despertarse cuando sientan que se detiene. Recomendación: recurrir al movimiento sólo para tranquilizarlos, que no sea un medio para dormirlos.
Dejarlos ver pantallas o dispositivos antes de dormir. Igualmente les permitimos realizar actividades fuertes antes de irse a la cama. Recomendación: bajar la intensidad, establecer un horario límite para el uso de pantallas y actividades.
Dormirse con los críos. Hacerlo hará que no aprendan o no quieran dormir solos.
Acudir cada vez que los niños llamen o se quejen. Se acostumbrarán a hacerlo sin necesidad y retrasará su sueño. Recomendación: acudir cuando en verdad lo amerite, como las pesadillas.
Ruidos en su entorno. Recomendación: mantener el ruido ambiental en lo mínimo posible.
Darles alimentos que alteren su sueño. Evitar darles ciertos alimentos antes de acostarlos como chocolate amargo, cafeína, queso, picante, entre otros.
Por último, para que nuestros hijos puedan alcanzar un sueño saludable es necesario instalar buenos hábitos y establecer límites de manera agradable y placentera, haciéndoles notar que no se trata de ningún castigo.
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