De acuerdo con la Mayo Clinic, los bebés que se chupan el dedo lo hacen por reflejo perioral y reflejo de succión naturales, este hábito hace que se lleven el dedo a la boca en busca de seguridad, placer, por necesidad de sentir tranquilidad o para poder dormir. En su mayoría, los bebés se chupan el dedo desde que se encuentran en el vientre materno, costumbre que puede llegar a desaparecen al momento de nacer, sin embargo, también puede prolongarse hasta los 6 o 7 meses o entre los 2 y los 4 años de edad.
Si un niño succiona su dedo, puede provocarle afectaciones como la deformación del paladar, de los dientes, del propio dedo (con el tiempo puede formársele un callo) o generar problemas con el habla. ¿Qué puedes hacer para que tu crío deje de chuparse el dedo?
Algunos expertos recomiendan que hables con tu hijo sobre lo que implica el chuparse el dedo, tal vez tengas éxito y quiera dejar de hacerlo, si es así oriéntalo sobre el método que lo ayudará a dejar esa costumbre. Por otra parte, puede ser que el niño utiliza este hábito para llamar tu atención, con el hecho de no prestarle atención será suficiente para que ya no lo haga, ahora que si esto no resulta puedes recurrir a las siguientes técnicas:
- Usa refuerzos positivos. Elógialo o dale pequeñas recompensas, esto puede ser leerle un cuento extra para que se duerma o prometerle un paseo en el parque, cuando no se esté succionando el dedo.
- Fijar metas alcanzables. Por ejemplo, que no se chupe el dedo una hora antes de acostarse.
- Identifica los factores que desencadenan el hábito. Si ves que es por estrés, identifica qué lo origina dale un abrazo o háblale con palabras que lo tranquilicen y ayúdalo con consejos para que pueda enfrentar el problema.
- Recuérdale con sutileza que no se chupe el dedo. Puede que el niño no se de cuenta y se chupe el dedo, no lo regañes, critiques ni lo pongas en ridículo, solo recuérdale suavemente que no lo siga haciendo.
En caso de que estas técnicas no tengan un resultado positivo, puedes recurrir al dentista para que sea él quien platique con tu hijo sobre la importancia de dejar de chuparse el dedo, estos profesionales pueden ser más efectivos que lo que les podemos decir los papás. Igualmente, el dentista puede recomendarte otras técnicas seguras y que no representen algún riesgo para el menor.
Procura no presionar a tu hijo para que deje de chuparse el dedo, pues en vez de resolver el problema, podría retrasarlo.