Como papás siempre estamos atentos de tratar de enseñarles lo mejor posible a nuestros hijos, pero muchas veces por nuestros valores, educación, creencias, etc, podemos exigirles mucho a los niños y proponerles un sinfín de objetivos y actividades semanales para que sean competitivos o, en el extremo opuesto, facilitarles la vida hasta niveles extremos, es algo que los expertos llaman hiperpaternidad. Pero ¿qué significa este concepto?
La hiperpaternidad es un término que especialistas como Eva Millet, autora de un libro llamado “Hiperpaternidad: del modelo mueble al modelo altar”, definen como un fenómeno de crianza y educación que se caracteriza por una atención desorbitada a los hijos.
Los padres consideran que, para ejercer bien su rol, tienen que estar pendientes de sus críos y sus temas en todo momento. Esto acaba siendo contraproducente, puesto que, de esta forma, impiden que los hijos se enfrenten a sus propios problemas y por ende aprendizajes. Este forma de crianza está haciendo que detengamos la autonomía de los niños y su capacidad de frustración, además de generar niños y niñas muchos miedos.
Para saber si eres un hiperpadre o una hipermadre…
- Los hiperpadres, normalmente, tienen miedo del futuro de sus hijos y buscan prepararlos de la mejor forma posible, inscribiéndoles en los mejores colegios, comprándoles los mejores juguetes y apuntándoles a todas las actividades extraescolares posibles para asegurarles un brillante futuro.
- Buscan el hijo perfecto y lo tienen que construir lo antes posible. Consideran la infancia del niño como su campo de entrenamiento.
- Asimismo, son padres que no permiten que sus hijos se frustren y no asumen que tengan miedos o preocupaciones, aunque el miedo, en realidad, sea una consecuencia de dicha sobreprotección.
- Por otro lado, los hiperpadres sobreprotegen y allanan el camino a sus hijos, hasta el punto de atarles los zapatos cuando podrían hacerlo tranquilamente solos.
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Características de los padres helicóptero y los padres apisonadora
Este fenómeno, el de la hiperpaternidad, que surgió en Estados Unidos y que se ha extendido rápidamente por el mundo, tiene dos aspectos a destacar:
- Por un lado, se encuentran los padres helicóptero, que corresponden al perfil de los que se encuentran orbitando alrededor de los niños todo el tiempo, anticipándose a sus deseos.
- Por otro lado, están los padres apisonadora, una faceta de la hiperpaternidad centrada en allanar constantemente el camino de los hijos para que no se topen con dificultades.
Las consecuencias
La hiperpaternidad, por desgracia, impide aspectos fundamentales para el desarrollo infantil, como son la capacidad de esfuerzo o el tiempo para jugar.
Esto es especialmente inconveniente, ya que el juego es una de las actividades fundamentales para el aprendizaje y, sobre todo, la felicidad del niño.
Pero esto no es todo, un niño educado bajo el seno de padres helicópteros y/o apisonadora recibe tanta sobreprotección que acaba sin saber cómo enfrentarse a la vida, o cómo aprender a enfrentarse a ella.
De esta forma, la atención desorbitada está dando lugar a una generación de niños llenos de miedos y preocupaciones.
La hiperpaternidad, además, hace que los niños adquieran actitudes engreídas y tengan una inflada noción de sí mismos, tal y como afirma Millet.
Durante toda su vida, sus padres les han dicho que son muy especiales y que pueden llegar a cualquier lugar que se propongan. Sin embargo, y aunque suene contradictorio, son incapaces de resolver problemas por sí mismos.
Cuando los padres sobreprotegen a su hijo, es su propio miedo el que los está “educando”, su miedo a que no sean felices o no tengan amigos, lo cual acaba resultando contraproducente y frustrante para ambos.
La vida está llena de dificultades (en el trabajo, en la escuela o en las relaciones amistosas y amorosas). Para algunos expertos, amar a un hijo no es evitarle constantemente las piedras del camino; el objetivo es que comprenda que, sea como sea, sus padres le querrán de forma incondicional y eso lo podemos hacer acompañando y no evitando.
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