Casi todos los niños en algún momento de su vida eligen un objeto favorito, algunos no le toman tanta importancia como otros, sin embargo, quien lo elige por lo general es un juguete que los pequeños eligen como su compañero de sueños y aventuras y tiene un significado muy especial para ellos. Por eso, intentar retenerlo, botarlo o esconderlo para que el niño se divierta y juegue con sus otros peluches y objetos, perjudica seriamente su salud emocional.
Este juguete favorito se conoce en psicología como objeto de apego, objeto de consuelo u objeto transicional. Para el niño, su objeto simboliza el apego que siente por sus padres, le brinda seguridad y alivio en momentos de tensión o tristeza. Pero, sobre todo, le ayuda a mitigar los efectos de la ansiedad por separación, un trastorno emocional que surge cuando el bebé o niño comprende que es un ser humano distinto a sus padres y que no siempre van a poder estar presentes con él.
El rol del objeto de consuelo en la vida del niño
La mayor parte del tiempo, el objeto de apego tiende a ser suave (como peluche, una cobija, una de sus almohadas) por lo general éste tiene un olor especial o significativo para el niño, lo que refuerza diferentes teorías sobre la biología de los mamíferos. En la naturaleza, las crías de los animales permanece en constante contacto con sus madres, aferradas a sus vientres o cerca a ellos en instantes críticos.
También es una forma de sensibilizar al niño. Gracias a su objeto de consuelo, el niño se siente más amoroso, responsable y atento a las ‘necesidades’ de su compañía ideal. A futuro, este comportamiento ayuda a que el pequeño establezca fuertes vínculos emocionales, aprenda a manejar las emociones negativas y comprenda la importancia de su independencia.
Contrario a lo que se cree, estos objetos no perjudican al niño, ni son una manifestación de un trastorno emocional. Este juguete favorito le ayuda al niño a expresar sus emociones libremente, refuerzan su seguridad y lo hacen sentir amado cuando está lejos de las personas que más quiere.
Nunca se debe ridiculizar al niño, ni reemplazar el juguete favorito, ya que el pequeño se separará paulatinamente de él cuando se sienta preparado.
Es por esto que respetemos sus tiempos, espacios y sobre todo este objeto que tanto significa para ellos.