Las vacunas son sustancias que contienen virus o bacterias, pero que carecen de la suficiente fuerza como para enfermar, se introducen en el organismo para que estimule al sistema inmunológico y éste a su vez produzca anticuerpos que actuarán como defensas contra enfermedades infecciosas graves, también y como una forma de memoria, ayudan al cuerpo a que esté listo para futuras exposiciones. Por esta razón las vacunas son seguras y necesarias, pues están probadas y son una herramienta para luchar contra enfermedades graves como la polio o el sarampión, entre otras.
Los bebés recién nacidos son muy vulnerables a contraer infecciones, la placenta los protege por corto tiempo contra microorganismos que provocan afecciones, pasado ese lapso están expuestos a enfermedades que en el pasado fueron comunes como tétanos, difteria, paperas, sarampión, rubéola, tos ferina, meningitis o poliomelitis, estas enfermedades pueden provocar parálisis, discapacidad permanente o la muerte. Muchos de estos virus y bacterias aún existen, pero están controladas, erradicadas o en proceso de erradicación, si se dejara de vacunar se podría provocar un resurgimiento de estas afecciones con consecuencias fatales.
Hay papás que opinan si la vacunación es realmente necesaria o tienen miedo por los efectos secundarios que podría provocar, esto se da por la falta de información suficiente sobre los beneficios que aportan o muchas familias no tienen acceso a las vacunas. Lo que es cierto y está probado, es que las vacunas aportan más beneficios contra los escasos riesgos que suponen. Sin las vacunas se producirían muchos contagios y muertes.
Es riesgoso si un niño no es vacunado, ya que cuando acuda al colegio puede ser contagiado por otros niños con quienes convive y propagar el virus en su hogar. Se ha dado el caso en el que un niño que se contagió en la escuela, contagió a un bebé de meses que no había sido vacunado, éstos son los más vulnerables. Es importante vacunar a los niños porque de esta manera se le protegerá de enfermedades que pueden poner en riesgo su vida y a la vez también se protege a los demás. Las vacunas impiden se transmitan enfermedades severas, nos protegen de morir o de que se tenga alguna secuela que nos perjudique de por vida, como una discapacidad.
Los efectos secundarios son leves, pueden producir irritación en el lugar donde se inyectó, fiebre leve o irritabilidad que duran por lo regular unos cuantos días y son tratables. Las reacciones graves son muy raras y también son tratables. Hoy en día, a los bebés y niños se les puede proteger contra más enfermedades que en el pasado.
Las vacunas deben ser suministradas bajo un calendario médico para que las reciba a tiempo, ya que retrasar o suspenderlas, podría reaparecer la enfermedad.
Mamá, la vacunación es voluntaria y no se puede obligar a nadie a que la aplique a sus críos, es una decisión propia, pero hay que tomar en cuenta que es un método de prevención probado para mantener saludables a nuestros hijos. Si tienes dudas sobre lo que implica la vacunación, consulta con tu pediatra.