¿Sabías que la nutrición puede moldear el bienestar emocional de un niño?

by / Comentarios desactivados en ¿Sabías que la nutrición puede moldear el bienestar emocional de un niño? / 19 mayo, 2020

Dale a tus hijos los nutrientes que necesitan para el desarrollo de su cerebro, aprendizaje, estado de ánimo y más

Durante años, los expertos en salud han observado[i] que los niños con una mala nutrición tienen más probabilidades de experimentar problemas de conducta, dificultades en la escuela e incertidumbres en su lugar de trabajo como adultos. Si bien estos desafíos son multifactoriales, sin duda alimentar a tu hijo con una dieta equilibrada puede ayudar.

Pero ¿cómo debe ser una óptima nutrición para los niños? A continuación, te compartimos algunas de las mejores prácticas para preparar una dieta nutritiva para tu hijo, lo anterior con el objetivo de que obtenga los mejores beneficios cognitivos y energéticos que vienen de la mano de comer sanamente[ii].

Alimentos que ayudan al desarrollo cerebral

La infancia es un periodo de muchas “primeras veces”, sí, pero también es una etapa clave para un crecimiento importante a nivel cerebral. Tan es así que, sin los alimentos adecuados para el cerebro, tu hijo podría presentar algún retraso en su desarrollo.

“Sabemos que, desde el principio, en los primeros tres a cinco años de vida, el crecimiento cerebral es rápido y furioso, lo que hace que la nutrición sea crítica para el desarrollo cognitivo”, explica la Dra. Mafalda Hurtado, Directora Médica en Abbott.

De hecho, la investigación científica[iii] muestra que niños de 2 años con retraso en el crecimiento podrían tener dificultades de aprendizaje que pueden persistir en su adolescencia.

La conexión entre el estado de ánimo y la comida

Los alimentos también pueden ser importantes para la salud mental. Los nutrientes como el ácido fólico, la vitamina B6[iv] y la colina[v] son necesarios para sintetizar ciertos químicos cerebrales, llamados neurotransmisores, que regulan el estado de ánimo y la memoria. Un desequilibrio de neurotransmisores a menudo se asocia con afecciones relacionadas con el estado de ánimo como la ansiedad y la depresión.

Esa no es la única forma en la que los alimentos pueden impactar en la salud emocional de tu hijo: Una dieta que carece de nutrientes esenciales[vi] también puede alterar la forma en la que el cuerpo quema grasas, carbohidratos y calorías, lo que puede conducir a que tengan sobrepeso u obesidad. Mantenerse con sobrepeso puede aumentar las probabilidades de que, en un futuro, un niño desarrolle enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas; además tiene un costo emocional, ya que los niños con sobrepeso tienen más probabilidades de experimentar bullying y depresión.

Nutrición para el máximo rendimiento de los niños

Cuando los niños no obtienen los nutrientes que necesitan para crecer, pueden comenzar a disminuir sus capacidades tanto en el aprendizaje como en el patio de recreo.

La buena noticia es que una nutrición adecuada para los niños puede revertir esta tendencia. De acuerdo con un estudio[vii] publicado en el Diario de Nutrición Humana y Dietética, cuando un niño en riesgo de desnutrición recibe asesoramiento nutricional y además le brindan suplementos nutricionales, el niño experimenta mejoras en su actividad física y en los niveles de apetito, registrando menos probabilidad de caer enfermo.

Haciendo realidad los hábitos saludables

Si te preocupa que tu hijo no ha recibido la nutrición que necesita para el crecimiento y el desarrollo óptimo de su cerebro, investigaciones[viii] muestran que es posible ponerse al día. “Cuando un niño solo come ciertos alimentos o se niega a comer, puede haber mucho estrés que afecta negativamente a la dinámica de toda la familia”, señala la Dra. Hurtado. Asegúrate de platicar con un pediatra sobre las dudas que tengas sobre la alimentación o el crecimiento de tu hijo.

Con los siguientes consejos, la solución a los malos hábitos alimenticios podría ser tan fácil como realizar pequeños esfuerzos diariamente en la mesa:

  • Durante las comidas, ofrece a tu hijo sus alimentos favoritos, pero también incluye nuevas opciones.
  • De manera gentil, anima a tu hijo a probar nuevos alimentos, pero no lo presiones.
  • Debes tener en mente que todos tenemos alimentos que sí nos gustan y algunos que no disfrutamos.
  • Si tu hijo se niega a comer lo que has puesto en la mesa, no te rindas. Tal vez puedes ofrecerle una alternativa como un tazón de cereal o un sándwich con crema de cacahuate.
  • Bríndale refrigerios saludables para llenar los vacíos de nutrientes durante el día

Tú puedes ayudar a que tu hijo aprecie y hasta disfrute los nutrientes que pones en su plato al poner el ejemplo. Refuerza que estos alimentos son óptimos para su bienestar, tanto en este momento como para el futuro. Recuerda que, si llevas una dieta completa, es probable que tu hijo quiera hacer lo mismo.

[i] Nutrición y desarrollo del cerebro en una edad temprana https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24684384

[ii] Crecimiento longitudinal y resultados de salud en niños con riesgo nutricional que recibieron intervención nutricional a largo plazo https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25808062

[iii] Nutrición y desarrollo cerebral en los primeros años de vida https://academic.oup.com/nutritionreviews/article/72/4/267/1859597

[iv] Vitaminas B y el cerebro: mecanismos, dosis y eficacia: una revisión. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4772032/

[v] Colina https://ods.od.nih.gov/factsheets/Choline-HealthProfessional/

[vi] El impacto de la pobreza, la inseguridad alimentaria y la Mala nutrición en la salud y bienestar https://frac.org/wp-content/uploads/hunger-health-impact-poverty-food-insecurity-health-well-being.pdf

[vii] Crecimiento longitudinal y resultados de salud en niños con riesgo nutricional que recibieron intervención nutricional a largo plazo https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25808062

[viii] Integración de intervenciones de nutrición y desarrollo infantil: bases científicas, evidencia de impacto y consideraciones de implementación https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4642432/