¿Cómo podemos hablarles a nuestros hijos sin lastimarlos?

by / Comentarios desactivados en ¿Cómo podemos hablarles a nuestros hijos sin lastimarlos? / 2 mayo, 2018

Hace ya unos meses, leía un artículo que circuló durante algún tiempo en  la red sobre la experiencia que tuvo una madre al dejarle de gritar a sus hijos. Para mí fue un shock leerlo, ya que por un lado me preguntaba “¿de verdad puede uno dejarles de gritar?” Y por el otro decía “tiene toda la razón”. La verdad fue un artículo que me dejó pensando muchísimo, ya que empecé a observar el comportamiento de mi hijo cuando le pedía las cosas de manera distinta y sin gritar, y me di cuenta que si uno les pide las cosas con amor, pero con límites y claros, las cosas pueden tener verdaderamente una experiencia distinta por más que parezca que jamás sucederá eso.

Justo  hace un par de días, volví a leer otro artículo de niños pequeños que justificaban haber sido maltratados de manera terrible (cortes con cuter y otras barbaridades) porque se portaban mal, ¡Dios santo!, ¿de verdad puede una madre hacer eso? Pero no solo eso, lo que me pareció lo peor de todo, fue que en la cabecita de un niño pudiera haber una justificación y que crean que ser tratados de esa forma está bien y  que es porque ellos son los culpables. De verdad mi corazón se estremeció y eso me hizo decir, ¿cómo podemos hablarles a nuestros hijos sin lastimarlos?

Me parece que lo más importante para poder realizar esto, es detenernos  y darnos cuenta que todo lo que lleve a la violencia, es decir gritos, golpes, frases hirientes jamás, ni a nuestros hijos, ni a nadie le hacen bien. Sé y estoy consientes que hay ocasiones en la que nos desesperan muchísimo porque no obedecen, son rebeldes, pero nosotros somos los adultos, podemos tomar aire, tranquilizarnos y buscar otra mejor manera de hacerlo o decirlo antes que tener que tomar una acción tan desesperada como entrar en pánico y gritarles o maltratarlos de alguna manera, ya sea física o psicológicamente.

Por ello es conveniente conocer algunos consejos para aprender a corregir sin herirlos física y emocionalmente.

Aprender a mantener la calma. Algunas veces nos dejamos llevar por la cólera del momento y decimos palabras que pueden herir a los niños, hacerlos inseguros o reprimirlos; es importante tener presente que las palabras pueden alegrarlos, hacer que se sientan bien y motivarlos a actuar correctamente. Un simple cambio de frase puede hacer la diferencia, y en lugar de generar sentimientos negativos podemos ayudarlos a controlarse y a aprender.

Es importante tener presente que el castigo, no es la mejor manera de corregirlos, éste solamente hace que los niños piensen que son malos. Golpearlos no les enseña qué deben hacer, además, los golpes también pueden hacerles creer que no hay nada de malo en golpear a los demás.

Ayudémosles a enfrentarse a la frustración. La frustración se define, como una reacción agresiva a una experiencia negativa. Los deseos de un niño son muy simples y casi siempre se relacionan con necesidades físicas: comida, abrigo y cariño. Cuando éstos no son satisfechos, se frustra y responde con miedo y rabia, los expresa con golpes y gritos. A medida que crece, va desarrollando deseos más específicos. Pero él quiere dominar el universo y el hecho de que el mundo no obedezca a sus deseos es toda una prueba para su confianza en sí mismo. Por eso, no es raro que pierda el control y termine llorando, o haciendo algún berrinche.

Preguntémosle por la causa de su enojo. Fomentemos una conversación. No exijamos una disculpa, hagámoslo saber que entendemos y respetamos sus sentimientos. Ayudémoslo a encontrar alternativas que disminuyan su frustración. Y por último, enseñémosle con el ejemplo, si nosotros nos dejamos “aturdir” por la frustración de no poder corregirlo, el niño entenderá que no es posible manejar las reacciones.

Escuchemos y conozcamos a nuestros hijos. ¿Pero, por qué son desobedientes nuestros hijos? Para llamar nuestra atención. Para que los niños sean obedientes debemos en primer lugar asegurarnos que son capaces de hacer lo que les pedimos. Tratemos que siempre tengan bien claras cuáles serán las consecuencias positivas y negativas de su obediencia o de su desobediencia.

Debemos utilizar un tono de voz agradable. Es mejor si nos ponemos a la altura de los niños (en cuclillas) y les miramos directamente a los ojos. Si intuimos que no se disponen a cumplir la orden, preguntémosles si necesitan ayuda o les ayudaremos directamente para que, poco a poco, se acostumbren. Es importante mostrarnos de muy buen humor para que no identifiquen la obediencia con algo negativo. Debemos acostumbrarlos a recompensas afectivas y no solamente materiales. Los abrazaremos, los halagaremos y les expresaremos nuestra alegría cuando obedezcan.

Si no obedecen podemos contar hasta cinco en voz alta para que comprendan que estamos esperando a que haga lo que les hemos pedido. Si en este tiempo no han obedecido, sin alzar la voz ni discutir, les guiaremos con nuestras manos para que lo hagan.

Al corregir a los niños con amenazas sólo conseguiremos que hagan lo que queremos por miedo, intentemos enseñarles la relación causa-efecto que les motivará a hacer las cosas y a pensar antes de actuar.

Papás tomemos aire y echémosle ganas para tener hijos seguros y no inseguros y con rencores.

¿Uds cómo le hacen para hablar con ellos?