Si a tu crío le da por romper cosas, hacer un berrinche sin una razón aparente, golpear a la gente, dar patadas, entre otras actitudes, lo más probable es que esté o pueda ser propenso a conductas violentas, sin duda un tema de gran interés para los papás.
Un comportamiento violento en el niño puede ser pasajero, sin embargo, si estas conductas se dan con más frecuencia y las formas de demostrar su ira se vuelven más agresivas, puede llegar a convertirse en un problema muy serio. La falta de autocontrol en su corta edad y por no saber cómo expresar con claridad sus sentimientos, entre ellos el enojo y la intolerancia a la frustración, lo llevan a expresarse a través de golpear objetos o personas, morder, insultar y otras actitudes agresivas.
Un niño puede tener conductas violentas desde muy pequeño. Un comportamiento violento puede presentarse de muchas formas, ya sea protestando por todo, pasar la mayor parte del tiempo enfadado, gritar, golpear, dar insultos, patadas, o frustrarse con facilidad. Muchos de estos comportamientos pueden deberse a que el niño no sabe cómo expresar sus emociones o porque imita y aprende de los adultos de su entorno, la manera de resolver sus conflictos.
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Los críos pueden tener conductas violentas por muchas razones, sin embargo, hay niños que se vuelven más violentos y esto puede deberse a circunstancias y entornos como la pobreza, reciben de la televisión y de los videojuegos escenas violentas, tienen contacto con adultos violentos o agresivos, o son niños expuestos a maltrato o que ven que se maltrata a otros.
Las siguientes, son algunas señales que nos pueden ayudar a identificar si nuestros hijos tienen o son propensos a conductas violentas.
- Protestan por todo
- La mayor parte del tiempo se la pasan enfadados
- Actúan violentamente a través de gritos, golpes, patadas, insultos, mordidas
- Alta irritabilidad
- Son incapaces de explicar con claridad lo que sienten
- Se frustran y explotan cuando no obtiene lo que desean
Los papás podemos ayudar a nuestros críos, haciendo un esfuerzo para alejarlos de la violencia que pueda fluir de su entorno, así como la que reciben a través de la televisión, internet, redes sociales y otros medios. Ayudarlos a moldear sus emociones, entendiendo qué es lo que les sucede para que se genere en ellos una conducta agresiva y explicándoles con tranquilidad que existen otras formas de expresar su enojo y frustración para dar solución a sus problemas. Evitemos etiquetar a nuestros críos como niños violentos, ya que solo puede tratarse de una conducta violenta que con la edad puede llegar a desaparecer. Igualmente, podemos reflexionar si los papás somos un mal ejemplo para los niños por la forma como resolvemos nuestros conflictos.
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