En ocasiones, escuchamos la pregunta de si realmente hay que tratar los sofocos o los sudores nocturnos y debido a varios motivos, la respuesta es que sí. Más allá de los problemas con la calidad de vida, la productividad también se ve afectada por el tiempo perdido en el trabajo y en la casa.
Lo principal es tomar en serio los síntomas y encontrar tratamientos beneficiosos que sean aceptables para la paciente, explica Jewel Klingde la División de Salud Femenina de Mayo Clinic en un análisis del tratamiento de las mujeres con síntomas de menopausia, los cuales afectan considerablemente la vida de la mujer y conllevan riesgo de problemas subyacentes de salud o relacionados con ellos.
A fin de aliviar los síntomas con pocos efectos secundarios o ninguno, existen muchas terapias sin hormonas, que varían desde técnicas de mente y cuerpo hasta medicamentos.
“A medida que estudiamos más los sofocos, sabemos que existe la posibilidad de que estos representen un riesgo subyacente para enfermedad cardiovascular o hasta cáncer de mama. Debido a muchas razones, sería beneficioso tratar estos síntomas de la menopausia”, asegura la doctora Kling.
Se recurre a la terapia hormonal para la menopausia a fin de aliviar los síntomas de este período, pero dicho tratamiento no suele ser una opción para las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama, otros tipos de cáncer causado por las hormonas o problemas de coágulos sanguíneos. Por otro lado, también hay pacientes que simplemente quieren evitar la terapia hormonal.
Muchas otras alternativas han mostrado brindar alivio y, a continuación, se mencionan algunas.
Cambios en el estilo de vida
Existe algo de evidencia respecto a que perder peso reduce los sofocos y los sudores nocturnos. En su práctica médica, la especialista ha visto que el deseo por lograrlo puede ser una gran motivación para bajar de peso.
“Se descubrió que hay una relación entre el aumento de la grasa corporal de la menopausia y los síntomas que se presentan después de ella; además, existe una correlación entre menos peso y menor cantidad de sofocos”, explica la Dra. Kling.
Además de ayudar a controlar los síntomas provocados por la menopausia, bajar de peso ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como afecciones cardiovasculares y demencia; por lo tanto, los beneficios para la salud son mayores.
Medicamentos
Entre los medicamentos, la paroxetina en dosis baja ha demostrado aportar beneficios a algunas mujeres y es el único fármaco autorizado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos expresamente para síntomas como sofocos. En dosis bajas, no parece incitar ganancia de peso ni otros efectos sexuales adversos.
En algunos casos, puede ser adecuado recurrir a antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y norepinefrina, pero el proveedor de atención médica y la paciente deben sopesar esos riesgos y beneficios. Por ejemplo, el antidepresivo velafaxina puede ser adecuado para una paciente que recibió tratamiento para cáncer de mama y ahora toma tamoxifeno (fármaco muy relacionado con los sofocos), especialmente en las mujeres que aún no llegan a la menopausia, aunque otras alternativas también pueden ayudar.
Medicina complementaria
Entre las técnicas de cuerpo y mente están la terapia cognitivo conductual y la hipnosis clínica, las cuales dependen de guía experta para tener éxito, señala la Dra. Kling. Algunas pacientes también han encontrado alivio en las técnicas para reducir el estrés basadas en la atención plena, como la acupuntura, el yoga y la meditación.
“Hay muchas maneras de ayudar a las mujeres a lidiar con las molestias y la menor calidad de vida propia de la menopausia. Las mujeres no tienen que simplemente soportarlo, sino que pueden recibir ayuda”, concluye la Dra. Kling.