Piensas que tu relación ha llegado a un punto en el que ya no encuentran cómo solucionar sus problemas, aquí te platicaremos un poco sobre cuándo es momento de recurrir a la terapia en pareja.
Los conflictos de pareja pueden deberse a muchas causas como la rutina, el dinero, problemas sexuales, una mala comunicación, infidelidad y otras más.
En una relación de pareja es muy común que haya diferencias, sólo que algunas terminan por convertirse en serios problemas y en interminables discusiones. En toda pareja hay cambios que poco a poco afectan la convivencia y desgastan la relación, hay parejas que logran adaptarse a los cambios detectando a tiempo lo que les afecta y buscando la manera de resolver sus conflictos. Sin embargo, hay parejas que no consiguen adaptarse por lo que sus problemas se agravan, provocando molestia e insatisfacción en alguno de los dos.
Muchas parejas se resisten a la terapia en pareja y retrasan la decisión de tomarla pues piensan que ellos mismos podrán resolver sus conflictos, pero para cuando se deciden el problema ya es una crisis. Por ello es recomendable ir a terapia mucho antes de que la ayuda se convierta en una necesidad, cuando las cosas ya no estén funcionando bien en la relación y uno de los dos se sienta insatisfecho e infeliz.
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La terapia en pareja puede ayudar a identificar lo que está causando los problemas en la relación y orientarlos para resolver sus conflictos.
Otros aspectos que pueden ayudar a identificar el momento de ir a terapia en pareja, cuando alguno de los dos:
- Siente necesidad de espacio propio, lejos de su pareja. Una persona que es absorbente puede provocar que la otra persona se sienta ahogada y por ello necesite espacio.
- Pasa todo el tiempo evadiendo al otro. Ya sea por los años que llevan como pareja, la pérdida de un hijo o un embarazo que no se ha hablado o por la aparición repentina de una enfermedad.
- Ya no se comunica para evitar peleas. Las constantes discusiones hacen que la otra persona hable lo menos posible.
- Ha sido infiel o fue engañado. Por un lado, la parte infiel se siente vigilado y comprometido a demostrar su amor a cada momento. La parte engañada, puede sentir celos, inseguridad y desconfianza, lo que harán que se aleje del otro.
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