Las personas que saben llevarse bien con los demás, han desarrollado buenas habilidades para relacionarse. Desde el momento de nacer, el primer contacto es con nuestros padres y de ellos aprendemos, por medio de la imitación, conductas y comportamientos que llevaremos a la práctica para relacionarnos con otras personas. Para una sana convivencia, es necesario nos eduquemos en valores como la tolerancia o el respeto hacia lo que sienten o piensan los otros.
Cuando los padres mantienen una relación autoritaria en casa, no les ponen atención a sus hijos, ni reconocen sus méritos y se dedican a quejarse todo el tiempo, están transmitiendo valores negativos a los críos, pues los papás son un ejemplo de comportamiento a seguir. Pero, si por el contrario el niño observa en sus padres una actitud amable en la forma de pedir las cosas, de cooperación y de compartir, de ayudar a los demás, de tolerar y aceptar, éste será un modelo de convivencia que reproducirá en sus relaciones sociales. Si queremos que nuestros hijos aprendan a convivir con los otros, debemos ser coherentes con nuestras conductas y comportamientos, no se trata solo de tener buenos modales, sino de inculcar en los niños el respeto y la tolerancia hacia los demás. Éstos son algunos tips que pueden orientarte para enseñar a tus críos valores para una sana convivencia y no olvidar que ésta comienza en casa.
- La humildad. Sentir respeto hacia los demás y no sentirse superior, explicarle con ejemplos reales y de la vida cotidiana que la humildad es aprender a perder y también a ganar. Como ejemplo, podría ser que en alguna competencia el niño aprenda a ganar pero no a reírse de los que no lo lograron. Otro ejemplo, es el respeto a los mayores.
- Empatía. Enseñar al niño a ponerse en el lugar de la otra persona, así experimentará cómo piensan y sienten los demás.
- La autoestima del niño aumenta cuando sus papás les prestan atención y le demuestran lo orgullosos que se sienten de él. Hay que ayudarlo para que aprenda a hacer cosas nuevas, enseñarle cómo hacerlas y después dejar que la haga él solo. Elogiar sus logros, por pequeños que sean.
- Compromiso. Enseñarle a comprometerse con sus obligaciones. Darle alguna responsabilidad, como poner la mesa y dejar que lo haga por sí solo para que aprenda el deber del trabajo y el esfuerzo para conseguir lo que se quiere. Felicitarlo cuando termine, así aumentará su confianza de que es capaz de conseguir lo que se proponga.
- Gratitud. Enseñarle el acto de agradecer y que al hacerlo no se debe esperar nada a cambio. Agradecerle las pequeñas cosas o acciones, como por ejemplo que haga su mochila o su tarea. Que aprenda a que agradezca por lo que tiene, como su familia o amigos.
- Optimismo. Que los niños escuchen en el seno familiar comentarios positivos, también señalarle el lado positivo de las cosas, incluso si no hayan salido tan bien como esperaba.
- Paciencia. Enseñarle que no todo lo que desea puede ser atendido de inmediato. Una forma de mostrarle lo que es la paciencia, por ejemplo, es la manera cómo se siembra una plantita, que vea cómo ésta irá creciendo poco a poco.