La llegada de su primer crío ha sido uno de sus mayores sueños hechos realidad. Sin embargo, te mueres de ganas de otro niño, pero tu pareja no quiere.
¿Te ha pasado que cuando ves a otras mamás con sus bebés, te vienen a la mente sensaciones que te hacen recordar los momentos que viviste cuando tenías a tu bebé entre tus brazos, su calidez y otras cosas? Para algunas mamás esos sentimientos pueden hacer que deseemos otro hijo, pensar en lo grandioso que sería para la familia contar con un nuevo miembro, y la simple idea nos ilusiona tanto al grado que llegamos a imaginar lo que podría llegar a ser para nuestro otro niño: su compañero de juegos y quien lo acompañe en la vida.
La idea de un nuevo bebé nos puede llegar a entusiasmar mucho, tanto que no nos parece tan complicado el que tengamos que pasar de nueva cuenta por todo lo que significa un nuevo hijo desde el embarazo, el nacimiento y los cuidados que necesitará. Sin embargo, querer un nuevo niño es una decisión que no podemos tomar solas pues debemos considerar también la opinión de nuestra pareja, ya que un nuevo miembro representará muchos cambios en la rutina de la familia y en la relación de pareja. Un nuevo bebé significará que deberemos disponer de tiempo y atención para sus cuidados, así como de gastos para todo lo que llegará a necesitar.
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Cuando en pareja decidimos formar una familia es normal planificar el futuro de lo que será nuestra vida juntos, como dónde viviremos, el manejo de las finanzas, que nos gustaría hacer, cuántos hijos deseamos tener, entre otros. Como pareja podemos estar de acuerdo en muchas cosas, pero también podemos no estar de acuerdo en otras, como por ejemplo el número de hijos que deseamos tener, uno puede opinar que no quiere que su crío crezca solo y el otro tal piensa que su familia ya está completa y no necesitan más hijos o que con un hijo es suficiente para darle todo lo necesario.
Estas diferencias de opinión podrían conducir a la pareja a conflictos que podrían convertirse en algo más grande, llevándolos incluso a terminar la relación, también puede darse el caso que uno de los dos renuncie a sus aspiraciones de otro hijo y termine siendo infeliz e insatisfecho.
Por todo lo anterior, es recomendable que al momento de formalizar una vida juntos se acuerde entre otras cosas, sobre el número de hijos que se desean tener. Establecer y mantener una buena comunicación desde el inicio de la relación, determinará una buena calidad de la relación y en nuestra calidad de vida, ya que permitirá conocer y dar satisfacción a las necesidades del otro.
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