La odisea de dejar el pañal

by / Comentarios desactivados en La odisea de dejar el pañal / 1 abril, 2019

No sé a ustedes, pero para mí, definitivamente fue una verdadera odisea el tema de dejar el pañal con mi primer hijo.

Todos los niños son diferentes y cada uno de ellos tiene su propio tiempo. Con Diego, honestamente no sé si el tiempo no era el adecuado o nosotros no supimos cómo, lo único que sí sé es que pasé los 5 meses más estresantes de mi vida y no se los deseo a nadie. Les cuento.

Cuando Diego cumplió los 2 años y medio, tanto nosotros, como en su escuela creímos y decidimos que era el momento de que dejara el pañal. Además uno de sus primos con los que él iba a la escuela, también estaba en el proceso y lo veía, tema por el cual, creímos que era el momento idea. Ya tenía la edad, la escuela estaba de acuerdo y tenía al primo de ejemplo para lograrlo. ¡No nos faltaba nada! Entonces manos a la obra.

El fin de semana decidimos encerrarnos como nos dijeron, dejarlo en chones y llevarlo cada media hora para que viera que había que hacerlo en el baño. Bingo, el domingo ya casi hacía pipi solo, había que llevarlo, aún no avisaba todo el tiempo, pero ya no se hacía en los chones. Pero ¿y la popo? Nada, no había forma de que lo hiciera en el baño y además cuando quería hacer se iba a un rincón en donde nadie lo viera y sorpresa regresaba con el olor y todo en la ropa.

Dijimos, vamos a darle tiempo, cada niño es distinto. Como al mes y medio un día en la escuela le dijeron que su popo tenía mamá y papá y la estaban esperando en el escusado. Yei, finalmente lo hizo en el baño. Celebrábamos, dijimos, de que aquí para adelante aunque haya accidentes pero ya podrá ir al baño. Pues no, aún no sé porque ese día sí y los demás nada.

Así pasaron 5 meses en donde se volvió un suplicio. Tenía que lavar calzones diario y no solo eso, era el sentimiento de frustración, de ¿qué estamos haciendo mal?, ¿por qué no quiere?, ¿qué es lo que no quiere soltar?, ¿a qué le tiene miedo?

Pasaron por mi cabeza más de mil preguntas y cada día era peor, yo ya estaba enojada, desesperada, no tenía idea de qué hacer. Nada de lo que nos decían en la escuela funcionaba, tuvimos que buscar a una terapeuta para que nos orientara y más o menos íbamos avanzando, pero la cosa era muy lenta.

Recuerdo que nos fuimos de vacaciones de semana santa con la familia. ¡¡Dios Santo, la peor pesadilla!! Síiiii obviamente la tía, la abuela, el primo, el cuñado, todos quieren opinar y no faltaba el que le gritaba o lo regañaba por cochino, el que me regañaba a mí o hacía su comentario de que no estábamos haciendo las cosas bien. No saben que mal la pasamos, pobre crío, por lo menos él y yo, estoy segura de que pasamos las vacaciones con más estrés que nunca.

Obviamente regresamos y estaba peor y por qué no, a eso le sumamos la noticia de que su escuela la cerraba y teníamos tres semanas para encontrar una nueva y qué hacer con el crío durante el verano.

Pues todo se juntó y ya se imaginaran, sin escuela, niño sin avisar, yo quería tirarme de una ventana en la primera oportunidad.

Afortunadamente dimos con una escuela en la que hasta hoy está feliz y antes de salir de vacaciones la psicóloga nos dijo que le volviéramos a poner el pull up. La verdad reconozco que al principio no creí que fuera la mejor opción, qué tal si le gustaba la comodidad de nuevo y luego le daban los 5 años y seguía con pañal. Me moría de nervios y de miedo al no saber qué hacer y qué venía si lo hacía.

Mi marido me dijo que por favor lo hiciera, que tanto él como yo necesitábamos un tiempo para relajarnos y dejar el tema.

Un par de meses después, ya acoplado en su nueva escuela retomaron el tema con él y otros tantos niños que estaban en la misma situación y listo, Diego en días avisaba y hacía perfectamente solo.

Aún no estoy segura si no estaba maduro, si fueron tantos cambios, el ambiente en ese momento. No lo sé. Lo único que sé es que es súper importante tocar base con los expertos, estar en constante comunicación y en la misma línea con la escuela y/o guardería o quien lo cuide en ese momento, conocer y observar a nuestros hijos y relajarse para darles la confianza que se necesita.

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