¿Eres una mamá tóxica?

by / Comentarios desactivados en ¿Eres una mamá tóxica? / 18 julio, 2018

El otro día platicando con una gran amiga y psicóloga, platicábamos de la cantidad de chavitos que hoy en día van a terapia y la verdad estaba yo un poco sorprendida, me voy a escuchar muy viejita jaja…pero en mis tiempos eso no sucedía, después de mi sorpresa, ella me dijo una frase que me dejó muy marcada y “Si los papás fueran los que tomaran terapia, les ahorrarían a sus hijos muchas cosas, entre ellos los traumas y obviamente futuras idas al psicólogo”.

Este tema me hizo estar un poco más alerta sobre esto y observar a otras mamás, obviamente no con el fin de juzgar, si no con el fin de ver el comportamiento del que tanto se habla y la verdad me di cuenta de que los papás estamos pasando por una etapa un poco o muy complicada. No sé uds qué opinen, pero yo creo que cuando nosotros éramos pequeños, la función de ser papá era mucho más sencilla, ya que no había tanta información de si era bueno, si era malo o si traumabas a los chavitos.

Hoy en día nos invade la información con miles de propuestas y de opciones que van de la mano o que son completamente opuestas, cosa que nos hace o por lo menos a mí cuestionarnos todo lo que hacemos, que si los dejamos llorar es malo, que si la lactancia es una maravilla y eres una terrible madre si no lo hiciste, que si lo mejor es lo orgánico o lo de siempre y así un sinfín de temas.

Sin embargo, lo que sí es real, es que gracias a las redes sociales, hay personas que suelen o solemos desconectamos por atender el whatsapp, los mails, el celular, el Candy Crush, etc y descuidar a nuestros hijos. Últimamente he escuchado varias mamás decir que son unas maravillosas madres, criticar a otros, decir que se dedican al 100 a sus hijos y ver que los niños son sumamente violentos o que hacen muchas cosas para llamar la atención debido a que sí, efectivamente la mamá está ahí, pero todo el tiempo está metida en su celular o Tablet y por supuesto que lo que menos hace es atender al niño y lo único que este pide con su comportamiento es tantita atención, de esa que su mamá prefiere darle a los aparatos electrónicos y redes sociales.

Pero por otro lado, también tenemos a las mamás hiper protectoras que aterradas porque sus hijos sufran algunos de los miles de traumas que hoy existen o de los accidentes que vemos en todas las redes, no dejan un segundo ser al niño.

En un artículo de la revista Padres e hijos, dice que la educación de las mamás tóxicas se basa en la inseguridad; lejos de fomentar una madurez personal y confianza en el entorno en el cual sus hijos se puedan desarrollar sanamente, produce co-dependencia física y emocional que coarta la autoestima de los niños.

Es importante mencionar que el rol de las mamás casi siempre, tiene un peso mayor en la educación de los niños. Somos nosotras quien establece el vínculo de cuidado y afecto tan estrecho con el bebé o niño, que día a día, irá desprendiéndose de nuestros brazos para avanzar con seguridad por el mundo sabiéndose amado, tomando en cuenta como referente el amor incondicional pero saludable que le ha brindado su madre.

El problema de una situación así, radica en que las mamás tóxicas transmiten emociones negativas a sus hijos pequeños que se encuentran en pleno proceso de maduración y crecimiento, en la etapa en la que definen sus personalidades y autoestima. Todo ello, son cosas que irán formando en ellos grandes vacíos, grandes inseguridades en ocasiones insalvables que se reflejarán en su vida adulta.

Lo que ellos proponen para poder dejar de ser una mamá tóxica, es lo siguiente:

Hacernos conscientes de que debes romper el ciclo de la toxicidad. Hemos vivido mucho tiempo dentro de él, sabemos las heridas que nos ha dejado, sin embargo, ahora ya comprendemos que necesitamos abrir tus alas para ser nosotros mismos. Debemos empezar a decir “No”, a poner en voz alta nuestras necesidades y a alzar nuestros propios muros, esos por los que nadie debe pasar.

Buscar la verdad en la familia, tal vez sea un proceso doloroso, pero es una necesidad vital. Se trata solo de marcar límites y dejar claro lo que permitimos y que no.

Reconocer la manipulación. Hay veces que es tan sutil, que no nos damos cuenta, así que atender cualquier palabra, cualquier comportamiento. Y sobre todo, no caer en las redes de la “victimización”, puesto que es un recurso fácil al cual suelen recurrir las personas tóxicas.

Y yo cerraría diciendo que observemos a nuestros hijos, démonos un tiempo para jugar, escuchar y ser parte de su mundo y así poderlos conocer a ellos y sus necesidades, no necesitamos estar todo el tiempo pegado a ellos para que esto suceda, solo es darnos unos minutos al día para hacerlos sentir amados, vistos y considerados. Creo que vale la pena hacer el intento y evitarles temas a tratar a futuro.

¿Uds qué opinan?