Hoy en día está muy de moda este término de empoderamiento femenino y la verdad es que yo al principio, ni siquiera lo entendía. Hace un par de meses fui a un retiro justo del tema, lugar en donde me di cuenta que el término, lo que en realidad quiere decir es que tenemos que dejar de hacernos menos y seguir creyendo eso que desde hace años nos dicen, “que somos el sexo débil”, si nosotras estuviéramos conscientes del poder que, como mujeres, madres, amigas, esposas, amantes, etc tenemos, jamás volveríamos a permitir o creer que podemos llegar a ser débiles.
Al contrario, en este retiro aprendí que somos un sexo, sí muy distinto al hombre, porque así se requiere para poder balancear al mundo, ya que mientras nosotras sostenemos y vamos hacia adentro, ellos abrazan y van hacia afuera. Esto no quiere decir, que ni uno es más, ni uno menos, si no que somos complementos los unos de los otros, y no solamente en cuestión de pareja, sino también porque igual que la naturaleza, como humanos necesitamos ese ying yang para poder tener ambas energías y aprender/apoyarnos unos a otros.
Pero además de darme cuenta de la importancia que como mujeres tenemos, sí, porque como comenté nosotros sostenemos a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, nosotros tenemos la magia de dar vida y poder en un abrazo, una mirada seguir sosteniendo sin necesidad de más.
Pero otra cosa que me parece fundamental, es que durante generaciones nos han dicho que entre nosotras no podemos confiar, que somos el sexo del conflicto, del chisme y de los problemas. Honestamente no lo creo, porque en esta maravillosa experiencia, también pude darme cuenta que trabajar, escuchar, tomar de la mano y avanzar con mujeres sin criticarnos y sin juzgarnos puede ser maravilloso y mágico. Solo nosotras sabemos lo que se siente llevar en el vientre una vida, sabemos lo que se siente cuando pierdes al hombre o la mujer que amas, sabemos lo que se siente cuando te traicionan o no confían en ti, justo por este tipo de creencias que hemos arraigado desde hace tanto tiempo.
Me parece que ya es momento de dejar tabús y creencias que ya no nos sirven, que hoy en la época en la que vivimos, es indispensable tomarnos de la mano, abrazarnos y ser más solidarias. Que aprendamos que no estamos compitiendo contra nosotras, ni contra los hombres, si no que vamos juntos construyendo, unificando.
De esta manera creo que podemos ir sembrando en las generaciones futuras, pero también demostrarles a las pasadas que sí se puede, se puede trabajar en equipo con mujeres y con hombres y que siendo solidarios, empáticos, compasivos y respetuosos podemos lograr mejores resultados que yendo cada quien por su lado.
Yo agradezco infinitamente a todas esas mujeres que en estos últimos años de mi vida me han enseñado todo esto y me han sostenido, porque sí, he tenido infinitos aprendizajes de maravillosas mujeres que han dejado en mí, en mi vida, bendiciones y lecciones que no cambiaría por nada.
Y sobre todo agradezco a mi madre por lo que me dio durante su estancia en este mundo terrenal.
¡Adelante mujeres, vamos con todo, es nuestro tiempo!