¿Cómo les explico que tengo tanto miedo?

by / Comentarios desactivados en ¿Cómo les explico que tengo tanto miedo? / 25 septiembre, 2017

Justo el martes por la tarde estaba en una junta en la oficina, de manera muy normal, cuando comencé a sentir que el suelo cimbraba, le comenté a mi compañera “está temblando”, no estoy muy segura si me escucho, solo alcancé a levantarme y correr. En e l pasillo otra compañera nos detuvo y nos pidió ir a una zona de seguridad, juro que estaba apanicada, quería llorar, pero no quería alarmar a los demás, lo único que pasaba en mi cabeza era pedirle a mi mamá(la cual falleció hace un año) y a Dios que nos envolviera en una luz de protección a mí, a mis compañeros ya mi familia. “Mis hijos” suplicaba para que ellos estuvieran bien.

Ya que pasó todo como suele acontecer, salimos del edificio, no sé cómo lo logré, las piernas me temblaban como nunca en mi vida lo había experimentado, en cuanto toqué suelo “seguro” como todos, empecé con el teléfono a tratar de contactar a mi esposo y la escuela de los niños. En ese momento no  estaba ni tantito consciente de lo fuerte que había sido, ni de las consecuencias que éste había ocasionado. Conforme pasaba el tiempo, peor me ponía, pues la escuela no contestaba (obvioooo, estaban en un lugar seguro con los niños) pero la verdad es que como mamá, lo que quieres es saber que tus críos están bien y punto.

Por fin mi marido contestó por whatsapp que iba y venía y era el único método de contacto, que él estaba bien, pero pasaba el tiempo y yo seguía sin saber de mis hijos. Después de como hora y media que yo solo daba vueltas como ratonsito en un cuadro, el bendito, síiii en ese momento fue bendito el chat de las mamás, porque empezaron a comentar que ya habían podido llegar a la escuela algunos y los niños estaban bien. Eso me hizo descansar un poco, pero confieso que necesitaba tenerlos entre mis brazos, el único lugar que en  eso momento creía era seguro para ellos. Dios Santo, de verdad viví horas de angustia, pasé 3hrs en el coche para poder llegar a ellos y cuando tuve la oportunidad de abrazarlos, lo único que quería era llorar y agradecer que estábamos bien.

En el camino alcancé a escuchar todo lo que estaba pasando en los distintos puntos de la ciudad, no lo podía creer, de verdad estaba yo muy chica en el 85 y creo que nunca vi la  magnitud, pero estaba aterrada, decía, ¿cómo pudo suceder esto? Me costó trabajo asimilarlo, mucho.

Al siguiente día, lo único que quería era salir a las calles y ayudar en lo que pudiera y conforme avanzaba veía cosas que no sé si estaba lista para ver, fue duro e impactante. Cuando llegamos a casa de vuelta, los niños preguntaban que ¿qué hacíamos, que a dónde habíamos ido? ¿Que qué pasaba si temblaba de nuevo y no estábamos con ellos?. ¿Les digo algo?, Me paralicé y no supe qué contestar, dentro de toda la adrenalina que había en mi cuerpo y el tratar de asimilar lo que estaba viviendo, no había tenido la oportunidad de sentarme y platicar con ellos, en ese momento me cayó el veinte de que también tenía trabajo que hacer en casa y sobre todo con ellos, que son lo más importante en mi vida. Ese era el momento para contener a mis críos.

En cuanto tuvimos oportunidad nos sentamos y les explicamos como pudimos lo que estaba pasando, y les dijimos que estábamos tratando de apoyar dentro de nuestras posibilidades a los que lo necesitaban. Diego me agarró de la mano y me dijo “mamita respira, estamos bien y estamos juntos, por qué no le pedimos a Madre Tierra que ya no nos asuste y le prometemos que vamos a cuidarla” MADREEEES (perdón por el francés ja) eso me lo estaba diciendo un niño de 6 años, ¿no se suponía que yo era la que tenía que tranquilizarlo y explicarle? Mis ojos se llenaron de lágrimas y él solo alcanzó a decir ¿mamá estás bien? Y en ese momento entendí que no, que no estaba bien, lo abracé y llore como tenía mucho de no hacer y le dije “no amor, estoy aterrada y agradecida” su carita de-no entiendo nada solo me miraba- y entonces pude decirle, sentí muchísimo miedo de tenerlos lejos, quería abrazarlos y estar cerca de uds, el tiempo que tardé en llegar para  mí fue eterno, durante el camino lo único que podía decir era “Gracias Dios, gracias porque no soy una de las personas que está llorando la pérdida de alguien, ni de algo”.

Hoy, lo que sigo explicándoles es que hay mucha gente que se quedó sin casa y sin gente que quiere y necesita nuestra ayuda y les hemos pedido que nos ayuden a escoger ropa, juguetes o algo de ellos que puedan darle a esos niños que no  tienen hoy nada para que puedan ser empáticos con la situación y no se sientan fuera de ella.

Mi aprendizaje y lo que quiero compartirte hoy, es que decirles que tienes miedo se vale, te hace humano, te ayuda a liberar y los haces ser empáticos con lo que sucede, así como explicarles y hacer que agradezcan por lo que tienen y ver cómo apoyar.

Me parece que este evento es un gran aprendizaje para todos los mexicanos, y lo rescatable de todo esto es ver que somos grandes seres humanos, que no nos rendimos y que podemos ofrecer amor incondicional al otro, sin importar cómo se apellide, ni qué religión sea. Sigamos así, pero no solo en las emergencias, hagámoslo en el día a día, porque podemos, porque queremos y porque eso nos hace ser más y mejores seres humanos.

Espero todas sus familias estén bien y agradezcamos esto.